Trabajar en equipo (mal entendido)

Hace años ya, ¡cómo pasa el tiempo!,  cuando estaba en plena época de Yuppi (Young Urban Professional) llegó a mis manos una historia que hablaba de equipos y su gestión. Han pasado varias décadas y, aunque nos sea difícil de entender, todavía hoy tiene plena vigencia y estoy seguro de que  muchos  ya la conocéis..

Quien rema, gana

Una empresa europea y una japonesa decidieron hacer una competición en barco de remos. Durante todo un año, los dos equipos se entrenaron a consciencia, preparándose para la competición. Ganar era cuestión de honor.

Llegó el gran día y los dos equipos se esforzaron hasta el límite de sus capacidades; pero, finalmente, los japoneses ganaron con la ventaja de un kilómetro sobre los europeos.

Al borde de la derrota moral, la alta dirección del equipo europeo decidió que había que averiguar el motivo de la victoria de los japoneses. Se decidió nombrar un equipo de investigación que analizara el asunto y presentara medidas de solución.

El resultado de la investigación fue el siguiente: el problema era que en el equipo japonés ocho personas remaban y una navegaba. En el equipo europeo ocho personas navegaban y una remaba.

Posteriormente, decidieron contratar una consultoría para que estudiase la estructura del equipo europeo e hiciera algunos cambios. Tras varios meses de investigación y algunos millones de euros, la consultoría presentó sus conclusiones:

Había demasiadas personas navegando y pocas remando

Para evitar el desastre en la siguiente competición, decidieron reestructurar el equipo de remo. Ahora había cuatro navegantes, tres navegantes superiores y un director de navegación. Se introdujo un sistema de compensación variable para motivar al remero a alcanzar la excelencia: “Tenemos que ampliar su ámbito de tareas y responsabilidades”. De modo que, con esa nueva organización, se lanzaron a la siguiente competición.

Los japoneses volvieron a ganar, esta vez con una ventaja de dos kilómetros. Los europeos despidieron al remero por incompetente y falta de esfuerzo, abandonaron las inversiones que habían previsto para un barco nuevo y decidieron centrar sus esfuerzos en el desarrollo de un nuevo proyecto.

La alta dirección expresó su gratitud y reconocimiento a la consultoría. Se ahorraba el dinero que hubiera supuesto realizar un nuevo estudio y destinaba la cantidad ahorrada a gratificar a los miembros de la directiva.

En muchas ocasiones, los problemas que tienen las organizaciones son más sencillos de lo que aparentan. He conocido empresas con problemas importantes de viabilidad y cuando les he preguntado qué estrategia comercial tenían su respuesta ha sido que habían aumentado las líneas de teléfono para que, cuando el cliente llamara, no estuvieran comunicando. Lo sorprendente es que ¡no hacían absolutamente nada para vender! De modo que, mientras ellos esperaban ser llamados, su competencia estaba realizando visitas comerciales a sus clientes, es decir que estaban pidiendo para bailar.

¿Te recuerda a alguna organización?